sábado, 26 de diciembre de 2009

Quiero que no me miren

En el distante rayo de la luna al brillar,
en la callada brisa que camina danzando,
en el cándido amante que solloza esperando,
en el sordo murmullo de las olas del mar.

En la voz suplicante de un sutil evocar,
en petición ansiosa que sumiso demando,
en caminos que piso y que luego desando,
en los tiempos que siempre negarán regresar.

En el dulce secreto que conservo escondido,
en el latir doliente de un corazón herido
y en la triste morada que se pierde en los cielos,

aún sabiendo que vives en los atrios lejanos,
pongo sobre mis ojos las palmas de mis manos
para que nadie sepa que en todo tengo celos.

De “Convergencias”
Academia Iberoamericana de Poesía

Primicia

Como suave caricia,
como si se tratara
de que no despertase,
la sutil mariposa
dejó su leve huella en la amapola.

Así fue el primer beso que te di;
como si no quisiera
que mis labios supiesen que te amaba.

De “Besos”

Tengo ansias de Dios

Cuando yo finja ser ala del viento
y en las cúpulas verdes y en las flores
y en el jardín pintado de colores
cante con esperanza lo que siento.

Cuando pueda mostrar el sentimiento
que pretende ligarme a tus amores.
Cuando escuche en la noche tus rumores
que dejarán mi pecho sin aliento.

Cuando vuelvan tus ecos de mi olvido
y se meza mi llanto en el sonido
de tan ansiada y dulce melodía.

Cuando a gritos invoque tu recuerdo,
desde esta cárcel gris donde me pierdo,
sabrás cómo te quiere el alma mía.

De “La mitad descalza. Oremus.”

El hombre nuevo

Y qué si me deshago de los rayos de luna
y del pájaro verde que trina en la pradera
y del arroyo claro que corre en la ribera
y de la brisa fresca que ondula la laguna.

Y qué si ya no invoco a la diosa Fortuna,
ni deseo de nuevo vivir en la frontera
de cantos de sirena de cualquier primavera,
ni en la grata memoria tengo ilusión ninguna.

Es tan grande lo nuevo que me grita por dentro,
en tan ansiosa espera fue tan dulce el encuentro,
el abrazo tan fuerte, tan abierto el camino.

Y qué si no hago caso del resplandor que engaña
y cultivo mi trigo y arranco la cizaña
siendo Jesús la estrella que alumbra mi destino.

De “Desde lo oscuro al alba. Sonetos para orar."

La hora

Y se asoma la luz cuando atardece,
cuando llegan mis olas a su arena,
y se engalana el alma y la condena,
al confiar en Él, desaparece.

Es amor que de pronto fluye y crece,
que como hiedra ciñe y te encadena,
es el eco de un canto de sirena,
de una atracción total que te estremece.

Es la puerta, por fin, del Paraíso,
un hogar tan ansiado al que preciso
peregrinar desnudo de atavío.

Es encontrar mi hogar en su regazo
y anudar para siempre un fuerte lazo
cuando funda su abrazo con el mío.

De “El otro amanecer”

Caminata

La Virgen está cansada
porque no para de andar;
le cuesta tanto encontrar
un mesón o una posada...
Y debe estar preocupada
porque se acerca el momento;
espera el alumbramiento
y ¿qué puede suceder
si el Niño dice a nacer
y no encuentra alojamiento?

De “Reportero en Belén de Judea”

El silencio que gime entre sonrisas

A los que se besaban junto al río,
la luna ya no ve cuando anochece;
su luz da igual si nace o si fenece,
si irisa o no las gotas de rocío.

El tiempo se llevó lo que era mío
y la ilusión se agosta y no florece;
disfrutar de su amor desaparece
y vivir es patético y sombrío.

Mis torres se han caído y la ventana,
por donde entraba el sol cada mañana,
deja ver un erial seco y desierto.

Y la dulce campana que cantaba,
en los días felices que me amaba,
suena en mi corazón doblando a muerto.

De “Besos”

Trinidad

I


Quién sabe si silencio,
si luz, oscuridad o lejanía;
quién sabe si materia o pensamiento;
antes de ser los tiempos,
antes de los comienzos,
el Dios del Universo ya existía.

Un Creador de espacios siderales,
de estrellas, cielos, vida, ciencia pura;
la mejor, la más grande arquitectura,
sin trabas en las horas, sin anales.

Sin querer, meditando humildemente,
con toda sencillez me lo figuro
como Señor del Cosmos y aseguro,
que pienso en su poder y consecuente,
un gran respeto núblame la frente.




II



Y veo un Creador,
sin principio ni fin, suelo ni techo,
mirarse en los espejos celestiales
con la satisfacción de lo bien hecho,
y al verse reflejada su figura
desde el cielo al abismo,
se mira y ve a su Hijo que es Él mismo;
como si en un rosal
con una sola rosa,
que nadie ha visto nunca deshojada,
si pétalos separas
de forma delicada,
en esa misma flor
un capullo se hallara;
flor sería curiosa:
es rosa y es capullo
y son la misma cosa.



III



Dios y su propia imagen,
la del celeste espejo reflejada,
Dios y su propio Hijo,
en éxtasis divino
se sienten enlazados,
y de ese gran Amor
van llenando los cielos
con aromas, con vuelos,
con auras, con perfumes,
con la suave belleza
de un místico clamor,
que de ese mismo son vienen brotando
al nacer de los dos.

Y como algo que vuela alrededor,
como si de una blanca
paloma se tratase,
del Dios que es Padre e Hijo en la Verdad,
otra Persona alienta
que Espíritu nos da
y son Uno y son Tres
Divina Trinidad.

Mis campos

La noche que guarda los ecos dormidos
esconde en su sombra los soles cansados,
engendra en su seno los rayos dorados
y cada mañana los da renacidos.

Los amaneceres dan luz a las flores
que sueñan colores a orillas del río,
que guardan las gotas del fresco rocío
y cuando despiertan nos dan sus olores.

La vida renace, los pájaros cantan,
los trigos se doran, reviven las rosas;
un murmullo nace de mil mariposas
que al aire, despacio, sus alas levantan.

La naturaleza prosigue incesante;
multiplican hojas los campos frondosos,
los celestes brillan en cielos hermosos,
la hierba se pinta de un verde brillante.

Las nieblas semejan vapores de tules,
el mar, a lo lejos, acuna la brisa;
es el horizonte como una sonrisa
que va separando dos clases de azules.

Las enredaderas, con hojas andantes,
habitan parajes de bosques floridos;
por entre las ramas, buscando sus nidos,
van los gorriones en vuelos rasantes.

Suena un arroyuelo; parece un cristal
que irisa las luces con vivos reflejos;
aguas transparentes que vienen de lejos
y luego se esconden tras un matorral.

Muy cerca del agua, en una rivera,
las cañas se doblan, los juncos se mecen;
airosas figuras danzantes parecen,
en un escenario que el río tuviera.

Los soles calientan la tierra, que arde;
lunares de sombra el cielo oscurecen;
nubarrones grises sus lluvias ofrecen,
en gotas menudas que enfrían la tarde.

El campo florido la calma recobra;
dibujan sus rutas los aires constantes;
los verdes laureles se muestran brillantes,
y un bello arco iris corona la obra.

De “Mis campos”

Éxtasis

La paz del árbol verde
que reparte su vida en tantas hojas.

El sol que lo acaricia,
el aire que lo ondula,
su sombra que cobija en el estío.

El sonido del viento
que se escapa deprisa
gimiendo entre las ramas.

Su dorada silueta
con reflejos brillantes en la tarde,
y su copa de plata
cuando la blanca luna se derrama.

El manto de la noche
suave, tierno y leve que lo envuelve.

El sosegado aliento
de la naturaleza
que parece dormida.

De “Escenario”

La huida de las luces

La tarde se escabulle acariciando
el leve contraluz de las colinas
y se va sonriendo,
como un niño que juega y corretea
sobre un ubérrimo y brillante prado,
en donde, acalorado,
se somete por fin
y descansa feliz y extenuado
sobre la verde hierba
hasta el amanecer.

De “Naturaleza”

Transformación

Amo al Señor y en ese amor quisiera,
acabar de ser yo, desdibujarme,
dejar de ser materia, concentrarme,
en haz de luz, en sueño, en primavera.

Si volar por lo azul me consintiera,
si su espacio sutil quisiera darme,
mil lágrimas daría por quedarme
para que allí mi alma poseyera.

Y si mi cuerpo gris dejar pudiera,
quizá la recompensa consiguiera
de ser suspiro, beso, luna o rosa.

En la brisa de abril me convirtiera,
y en cada amanecer mi luz pusiera
en una ceremonia primorosa.

De “Caminos de amor”

A lo lejos

Nuestros largos paseos
en los atardeceres,
por las playas doradas
de los julios calientes.

¿Te acuerdas vida mía?

Cuando tenues penumbras
lentamente avanzaban,
eran nuestros deseos
que ocurriera el ocaso.

¿Recuerdas el momento?

El instante sagrado
de la noche que llega,
nuestras manos unidas,
una pausa,
un suspiro,
una sonrisa,
un beso.

¿Es posible más dicha?

Un rayo de la luna
que encadena tu pelo,
los surcos de la arena
que nuestros cuerpos hallan,
un infinito cielo
en estrellas fecundo.

¿Podríamos olvidarlo?

Arriba los luceros,
abajo el ancho mundo...

De "A lo lejos"

Esas luces cansadas que se marchan

Cuanto más atardece más te espero
y cuanto más me apago más reluces;
con tus tiernos silencios me seduces
y cuanto más te escondes más te quiero.

Eres para mis ansias lo primero;
por extraños caminos me conduces
y a decirte extasiado tú me induces
que más que a cualquier cosa te prefiero.

Alma: comprendo, al fin, que te impacientes;
carne: ¿qué importa ahora lo que sientes?;
¿se acabará, por fin, vida, el tormento?

Que cabalgue mi amor en un suspiro
y que se lleve el aire que respiro;
habrá llegado, entonces, el momento.

De “Imo pectore”

Soneto al tiempo aquel

Luces resplandecientes se apagaron;
abrazos y caricias se perdieron;
horas lentas y tristes sucedieron
a felices instantes que pasaron.

Los alegres rumores se callaron;
las dichas del amor palidecieron
y aquellos besos que en mis labios fueron,
qué profundas heridas me dejaron.

Todo se fue a la historia; tantas cosas
se quedaron dormidas entre rosas
que entregaron sus pétalos al viento...

Cuánta mirada tierna, cuánta risa
pasaron por mi vida tan deprisa;
cuánto llanto quedó, cuánto lamento.

De “Mensajes en la noche”

Corpus Christi

Por más que cavilara, ¿qué diría
si alguno me pregunta si te veo,
yo que tanto en tus atrios me ajetreo
y que por ti, sin duda, moriría?

¿Cómo explicarle la escenografía
del centro de mi ser y el apogeo
de un cuerpo convertido en jubileo
cuando haces tu hogar del alma mía?

Yo, que no abro mis ojos al tenerte
porque al entrar en mí sentirte es verte,
abrasado en amor contestaría:

No lo intentes mirar, cree sin verlo
porque se ha vuelto Pan para comerlo;
Cristo es por ti y por mí: Eucaristía.


De “Cantemos al Señor”

viernes, 25 de diciembre de 2009

Improviso

Sin esperarlo,
sin saber por qué,
una lágrima se asoma
a mis pupilas
y me obliga al recuerdo.

De vez en cuando
se me despierta amor,
sin yo saberlo.

De “Diez poemas de amor”

Presentación

ALGUNOS DE SUS ÚLTIMOS PREMIOS LITERARIOS:

FINALISTA DEL “PREMIO ATENEO DE POESÍA”. MÁLAGA, 1991.
PRIMER PREMIO, FLOR DE ORO, EN LOS “JUEGOS FLORALES DE ANDALUCÍA”, 1992.
PRIMER ACCÉSIT EN EL “PREMIO OTOÑO DE LIBROS”. MÁLAGA, 1992.
PRIMER PREMIO EN EL “PREMIO OTOÑO DE POESÍA”. MÁLAGA, 1992.
SEGUNDO PREMIO EN LOS “JUEGOS FLORALES DE PRIMAVERA”. BUJALANCE (CÓRDOBA), 1993.
PRIMER PREMIO, HOJA DE ENCINA CON LAUREL, EN EL CERTAMEN LITERARIO “HOJA DE ENCINA”. MADRID, 1993.
FINALISTA EN EL “II PREMIO NACIONAL DE POESÍA POETA MARIO LÓPEZ”, 1994.
SEGUNDO PREMIO EN EL “II CONCURSO INTERNACIONAL DE POESÍA BREVE A LA NATURALEZA”. VALPARAÍSO (CHILE), 1994.
SEGUNDO PREMIO EN EL “CERTAMEN DE POESÍA Y NARRATIVA CASTELLANA”, 1995.
FINALISTA EN EL “IV PREMIO NACIONAL DE POESÍA POETA MARIO LÓPEZ”, 1996.
ACCÉSIT AL PRIMER PREMIO EN EL “CONCURSO EUCARÍSTICO NACIONAL”. MADRID, 2001.
PREMIO HOJA DE ENCINA EN EL “CERTAMEN DE POESÍA BREVE, HOJA DE ENCINA”. MADRID, 2002.
FINALISTA EN EL “XXIV PREMIO MUNDIAL FERNANDO RIELO DE POESÍA MÍSTICA”, LOJA (ECUADOR), 2004.

PUBLICACIONES:

“EXTRAÑA FELICIDAD”, Ediciones Rvmbos, Madrid, 1952.
“DIEZ POEMAS DE AMOR”, Colección Cuadernos de David de Ángel Caffarena, Librería Anticuaria El Guadalhorce, Málaga, 1989.
“A LO LEJOS”, Colección Cuadernos de Raquel de Ángel Caffarena, Librería Anticuaria El Guadalhorce, Málaga, 1990.
“TRINIDAD”, Antigua Imprenta Sur, Málaga, 1991.
“CAMINOS DE AMOR”, Antigua Imprenta Sur, Málaga, 1991.
“NATURALEZA”, Antigua Imprenta Sur, Málaga, 1991.
“MENSAJES EN LA NOCHE”, Librería Anticuaria El Guadalhorce, Málaga, 1993.
“MIS CAMPOS”, Librería Anticuaria El Guadalhorce, Málaga, 1993.
“ESCENARIO”, Colección Monte Jabalcuza de la Academia Iberoamericana de Poesía, 1995.
“DESDE LO OSCURO AL ALBA”, Editorial Desclée De Brouwer, Bilbao, 1996.
“LA MITAD DESCALZA”, Editorial Desclée De Brouwer, Bilbao, 1998.
“BESOS”, Colección Monte Jabalcuza, Academia Iberoamericana de Poesía, 1999.
“REPORTERO EN BELÉN DE JUDEA”, Editorial Manantial, Málaga, 1999.
“IMO PECTORE”, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2004.
“EL OTRO AMANECER”, Editorial Manantial, Málaga ,2005.
“VIA CRUCIS”, Revista Diócesis, Málaga, 2008.
“CANTEMOS AL SEÑOR”, Gráficas Anarol, Málaga, 2008.
“HIMNO DE LA ADORACIÓN NOCTURNA”, Málaga, 2008
"CÓMO NACE UN POETA". Acto de Claursura del Aula de la Experiencia, Universidad de Sevilla, 2010.


ENTRE OTRAS COLABORACIONES DISTINGUIMOS:

“TEXTOS PARA EL CAMINANTE”, Antología, Provincia Agustiniana Matritense, Madrid, 1996.
“EL DIOS DEL MEDIODÍA”, Biblioteca Autores Cristianos, Colección Maior, Madrid, 1997.
“SEMBLANZAS DE UNA EXPOSICIÓN”, CajaSur Obra Social y Cultural, Jaén, 2001.
“Y LA IGLESIA TAMBIÉN”, Biblioteca Autores Cristianos, Madrid, 2002.
“SOBRE EL APRECIO DELA VIDA”, Biblioteca Autores Cristianos, Madrid, 2003.
“EN COMUNIÓN CON LA CREACIÓN”, Biblioteca Autores Cristianos, Madrid, 2004
“LA SAETA”, Agrupación de Cofradías, Málaga, 2004.
“¡HABLEMOS DE LA AMISTAD!”, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid,2005.
“TEJEDORES DE PALABRAS”, Asociación Prometeo de Poesía, Madrid, 2005.
“NAZARENO DE LAS TORRES”, Álora, (Málaga), 2008.

Numerosas y periódicas colaboraciones en las diversas ediciones de la Academia Iberoamericana de Poesía; igualmente en la Revista Diócesis de Málaga y en diversas publicaciones nacionales.

PRÓXIMAS EDICIONES:

“QUE SÍ, QUE NACIÓ JESÚS”.
“CIEN SONETOS DE AMOR, ELEGÍA A JAZMÍN”.
“QUÉ QUIERO DECIR”.

OTRAS ACTIVIDADES:

Recitales y conferencias en Asociaciones, Institutos, Organismos Estatales, Diputación de Málaga, Ateneo de Sevilla, etc.