domingo, 26 de mayo de 2013

Trinidad

                        I




Quién sabe si silencio,
si luz, oscuridad o lejanía;
quién sabe si materia o pensamiento;
antes de ser los tiempos,
antes de los comienzos,
el Dios del Universo ya existía.

Un Creador de espacios siderales,
de estrellas, cielos, vida, ciencia pura;
la mejor, la más grande arquitectura,
sin trabas en las horas, sin anales.

Sin querer, meditando humildemente,
con toda sencillez me lo figuro
como Señor del Cosmos y aseguro,
que pienso en su poder y consecuente,
un gran respeto núblame la frente.












                       II



Y veo un Creador,
sin principio ni fin, suelo ni techo,
mirarse en los espejos celestiales
con la satisfacción de lo bien hecho,
y al verse reflejada su figura
desde el cielo al abismo,
se mira y ve a su Hijo que es Él mismo;
como si en un rosal
con una sola rosa,
que nadie ha visto nunca deshojada,
si pétalos separas
de forma delicada,
en esa misma flor
un capullo se hallara;
flor sería curiosa:
es rosa y es capullo
y son la misma cosa.







                  III



Dios y su propia imagen,
la del celeste espejo reflejada,
Dios y su propio Hijo,
en éxtasis divino
se sienten enlazados,
y de ese gran Amor
van llenando los cielos
con aromas, con vuelos,
con auras, con perfumes,
con la suave belleza
de un místico clamor,
que de ese mismo son vienen brotando
al nacer de los dos.

Y como algo que vuela alrededor,
como si de una blanca
paloma se tratase,
del Dios que es Padre e Hijo en la Verdad,
otra Persona alienta
que Espíritu nos da
y son Uno y son Tres
Divina Trinidad.

viernes, 3 de mayo de 2013

El regalo de vivir


Desde aquí, desde el suelo que hiciste que pisara;
desde la ruta abierta que me lleva a adorarte;
desde el fondo de un alma que no quiere olvidarte,
pienso en la dulce estancia que el cielo me depara.

Cómo quiero a mi vida que late y me prepara
para el día en que pueda en tu gloria encontrarte,
y sin velos ni tiempo mi amor pueda entregarte
al romper la distancia que ahora nos separa.

Qué don el ser creado para que yo decida
si mi corazón busca la tierra prometida
o se sume en un mundo que brilla y que seduce.

Qué aprecio de la vida que me ofrece el consuelo
de trabajar las horas añorando mi anhelo,
mientras sabes que sigo lo que a ti me conduce.