Señor, un año más llega la hora
de pensar en momentos que pasaron;
en los que hasta los tuyos te negaron;
en los que no hubo gracia ni demora.
En este tiempo que comienza ahora,
pocas veces mis rezos te llegaron
y muchas veces solo te dejaron
en manos de una plebe acusadora.
¡Ay!, Señor, que sufriste hasta la muerte,
aunque sea tarde, déjame quererte
y limpiar de pecado mi conciencia.
En estas horas grises de ceniza,
en un mundo falaz que tiraniza,
ayúdame a cumplir mi penitencia.