viernes, 12 de septiembre de 2014

Gratitud


Señor, gracias por este corazón que se afana
en teñirse de dicha cuando piensa en amarte,
en meditar, humilde, cómo debo adorarte
y abrir por siempre al cielo del todo mi ventana.

Gracias por esas luces que alumbran mi mañana,
por la naturaleza, que es como tu estandarte,
por permitirme, indigno, que pudiera encontrarte
y a mi sed ofrecerle beber de tu fontana.

Gracias por aguardarme, aún sabiendo quién soy,
por sentirte cercano en la ruta en que estoy
mirando hacia lo alto por si pudiera verte.

Gracias por la belleza, por los campos, las flores,
la familia, el amigo, la risa, los amores,
y por estar llorando, Señor, por no perderte.