sábado, 25 de abril de 2015

El Sagrario


Vives aquí, Señor, resucitaste
para poder estar siempre a mi lado;
lo que me prometiste me lo has dado,
volviste de la muerte y te quedaste.

Y todo sucedió porque me amaste;
poseo ese tesoro tan guardado,
te está mi corazón tan dedicado
al ver cómo del mal me rescataste.

Qué fortuna encontrarte en el Sagrario,
gozar de ese momento extraordinario,
tener a mi Jesús de compañero.

Contarte mis pequeñas alegrías
y sufrir por tu amor las penas mías,
poder, Señor, decirte que te quiero.


sábado, 18 de abril de 2015

Y me levantaré


Me figuro a los ángeles alados,
con cantos de aleluyas en el cielo;
resucitó Jesús; se acabó el duelo;
volvemos a vivir ilusionados.

Que resuenen por montes y collados
voces de gratitud y de consuelo;
el hombre ve colmado ya su anhelo;
todos, Señor, podremos ser salvados.

Retornen las canciones, que las penas,
se nos vuelvan sonrisas, las condenas,
roguemos porque sean perdonadas.

Hay un Cristo por siempre a nuestro lado,
es lo mejor que el Padre nos ha dado,
gracias, de corazón, le sean dadas.



domingo, 5 de abril de 2015

La redención


Pensad cuánto costó tanta esperanza;
qué tuvo que pagar un inocente;
cómo fue perseguido por la gente;
qué penosa y difícil fue su andanza.

Con qué humildad sufrió tanta asechanza
teniendo a nuestras almas en su mente.
¿Podrá el hombre, Señor, ser consecuente
y ver con gratitud lo que se alcanza?

Todo gracias a ti; al fin la gloria.
Se debe a tu calvario la victoria
de poder conseguir la salvación.

Por eso en estos días señalados,
queremos darte gracias y, turbados,
rogar por que nos des tu bendición.


viernes, 3 de abril de 2015

Procesión



En la calle la cruz se mece erguida,
la sangre se derrama en el madero;
gentes piadosas cubren el sendero;
la imagen del Señor se ve sin vida.

El costado nos muestra la honda herida,
los clavos lo mantienen prisionero;
labios inertes tras el ¡ay! postrero
después de dar perdones sin medida.

El cielo se oscurece y las estrellas
parece que se apagan todas ellas;
sólo se ve en el trono una silueta.

Alguien siente que Cristo está cercano
y mientras cubre el rostro con su mano,
intenta balbucir una saeta.


                  EL AUSENTE


Todo queda en silencio; ya se ha ido.
En el pecho la pena y la congoja
de un sentimiento triste y dolorido.