jueves, 16 de febrero de 2017

Comunión


Fue tan bello el momento, tan divino,
la oración tan intensa y el cariño
aflorando de dentro, como un niño
que confía inocente en su destino.

Y fue tan tierno el pan, tan dulce el vino,
que apenas me importó mi desaliño;
Él cambió mis andrajos por armiño
y mi torpe canción por suave trino.

Tuve tan cerca el son de los luceros,
fue tan clara la luz en los senderos,
tan sosegado el eco de los cielos.

Tan sólo me faltó borrar mi vida,
para ver a mi alma recibida
en donde tanto sueñan mis anhelos.