Desde aquí, desde el suelo que hiciste que
pisara;
desde la ruta abierta que me lleva a adorarte;
desde el fondo de un alma que no quiere
olvidarte,
pienso en la dulce estancia que el cielo me
depara.
Cómo quiero a mi vida que late y me prepara
para el día en que pueda en tu gloria
encontrarte,
y sin velos ni tiempo mi amor pueda entregarte
al romper la distancia que ahora nos separa.
Qué don el ser creado para que yo decida
si mi corazón busca la tierra prometida
o se sume en un mundo que brilla y que seduce.
Qué aprecio de la vida que me ofrece el
consuelo
de trabajar las horas añorando mi anhelo,
mientras sabes que sigo lo que a ti me
conduce.
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