lunes, 30 de junio de 2014

Parábolas


Dulces tardes, Señor, con tu presencia,
la Palabra en tu voz, tu compañía;
bellas horas en paz, con la alegría
de mantener tu luz en mi conciencia.

La inquietud que contigo se silencia;
la elevación del alma, la agonía
que se marcha por fin, y la armonía
que infundes con tu amor, con tu influencia.

Los consejos que quieres que entendamos;
tratar de que seamos como hermanos;
abrir siempre tus brazos a cualquiera.

Estos fueron tus plácidos momentos,
sin dudas, sin gemidos, sin lamentos,
aún sabiendo el martirio que te espera.

viernes, 13 de junio de 2014

Vade mecum


Sigue la vida con su andar silente
en ese devenir desconocido,
en que muchos dan todo por sabido,
en el que cada cual es diferente.

Va tras de ti la tentación latente
sin querer darlo todo por perdido;
tú luchas con tesón en lo escondido,
poniendo en ello tu oración ferviente.

Y sigues sin parar y te ilusiona,
ese abrazo de luz que condiciona
la balanza de amor que llevas dentro.

Y te seduce el rastro de sus huellas,
y te ves cabalgando las estrellas,
figurando el abrazo del encuentro.

martes, 3 de junio de 2014

A lo lejos

Nuestros largos paseos,
en los atardeceres,
por las playas doradas
de los julios calientes.

¿Te acuerdas, vida mía?

Cuando tenues penumbras
lentamente avanzaban,
eran nuestros deseos
que ocurriera el ocaso.

¿Recuerdas el momento?

El instante sagrado
de la noche que llega,
nuestras manos unidas,
una pausa, un suspiro,
una sonrisa,
un beso.

¿Es posible más dicha?

Un rayo de la luna
que encadena tu pelo,
los surcos de la arena
que nuestros cuerpos hallan,
un infinito cielo en estrellas fecundo.

¿Podríamos olvidarlo?

Arriba los luceros,
abajo el ancho mundo.