jueves, 23 de julio de 2015

Panis


Y se fijó en el pan; quiso quedarse
en algo sustentado por la tierra,
que luego el mismo Padre desentierra;
quiso por mí nacer y perdurarse.

Quiso en humilde trigo cobijarse,
como en un dulce hogar, y allí se encierra
para esperar mi amor, por si se aferra
a su solicitud de prodigarse.

No consintió marchar; me quiere tanto,
que sólo se ausentó en el entretanto
de ser muerto y después resucitado.

Por eso quiero al pan, por ser vestido
de quien desde los Cielos ha venido;
un Señor que por mí todo lo ha dado.


sábado, 18 de julio de 2015

Virgen del Carmen


Madre Santa, María del Carmelo,
bendecida por Dios, amor constante,
y faro del cristiano caminante
que desea llegar un día al cielo.

Virgen sagrada, dueña de mi anhelo,
que habitas en mi pecho en todo instante,
oye la voz cordial y suplicante
de quien pide tu ayuda y tu consuelo.

En mi hacer y pensar vives presente;
en soledad, como entre mucha gente,
nunca estarás ni ausente ni olvidada.

No te vayas de mí, no me abandones;
dueña y señora de mis ilusiones,
siempre serás mi Madre venerada.


sábado, 11 de julio de 2015

Christus

¡Ay, mi Señor!, transido, lacerado,
soportando el dolor de cada herida,
esperando paciente la partida,
cansado de sufrir, abandonado.

¡Ay, mi Señor!, contuso, desangrado,
y que desde la cruz, de despedida,
nos prometes volver de la otra vida,
diciendo así que no nos has dejado.

Al ver tu faz doliente, agonizante,
este pueblo te ruega suplicante
que vuelvan el amor y la concordia.

Nosotros, del pecado arrepentidos,
desde aquí, por las penas afligidos,
te pedimos, Señor, misericordia.


Al Cristo de la Misericordia de la Parroquia
de San Miguel de Miramar de Málaga.


                        Joaquín Fernández González

viernes, 3 de julio de 2015

A mí


Cómo puedo decir: para la huida,
deja que el ansia de vivir no muera,
vuélvete como verde enredadera
que escala sin parar y sin medida.

Abre tu corazón que es donde anida,
como si fuese siempre primavera,
la cuna del amor que es la primera
de las metas soñadas de la vida.

Vuelve la cara a Dios, di que perdone
tu abandono de ayer, que no cuestione
el llorado tamaño de tu culpa.

Comprobarás la forma en que te acoge
sin que de su cariño te despoje;
verás cómo le agrada tu disculpa.