No me besaste anoche que, dormido,
ansiaba que tu luz apareciera;
ni tu silueta, ni tu voz siquiera,
regalaste a mi cuerpo dolorido.
Soñar; sólo es así como he podido
revivir ese amor que yo tuviera;
no has venido las veces que quisiera
y buscarte en el cielo no he sabido.
El sueño es un enigma que me inquieta;
es el hogar del alma y la secreta
morada del que sufre y se disloca.
Y siempre al despertar he deseado
comprobar si esa noche me has dejado
el sabor de tus labios en mi boca.
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