El respiro por fin en las labores;
descanso deseado en el trabajo;
un pensar: ¿ésta vez dónde viajo
que no haya ido en años anteriores?
Todo es un cavilar de bañadores,
cruceros, excursiones; un relajo,
regresar a lo que antes me distrajo
y embeberme en dorados resplandores.
¿Invocar al Señor?, ¿mirar al cielo
o rogar al Espíritu el anhelo
de poder ayudar a algún hermano?
¿Ejercer de cristiano practicante,
poner al indigente por delante?
Ya vendrá para ello otro verano.
Publicado en la revista "Diócesis" de Málaga.
domingo, 22 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario