sábado, 19 de marzo de 2011

Ceniza

En esta tesitura aciaga y cruda,
sin pensar en que vives de prestado,
satisfaces tu vida con lo dado
por una sociedad sumisa y muda.

Inmerso en lo carnal que te saluda
con sonrisas de un gozo programado
que borra de tu mente lo sagrado,
sin importar si tu alma se desnuda,

tienes que preguntarte: ¿soy cristiano?,
¿rezo al Señor?, ¿ayudo a algún hermano?,
¿descubro en mi interior lo que venero?

¿Por qué no hacer un alto en el camino
sabiendo que te juegas tu destino
en un estadio que es perecedero?

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