viernes, 15 de febrero de 2013

Reflexión


Mi querido Señor, sombras y luces
en estos largos días cuando pienso,
muy afligido, en tu sufrir intenso,
sólo por mí, cargando con tus cruces.

Con tu pesar, Señor, tú me conduces
a descubrir aquí tu amor inmenso
cuando te muestras triste e indefenso,
y con ello por siempre me seduces.

Y es que un Dios que consiente su pasión
para darnos así la salvación
es, para cualquier hombre, inconcebible.

Por eso en estas horas te acompaño,
con este recordar de cada año,
para lograr contigo lo imposible.

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