Dile al Señor que sí; las tentaciones,
envueltas en dorados oropeles
que suenan con rumor de cascabeles,
solo serán castigos y tensiones.
Desecha las malvadas opiniones
que adornan de azucenas y claveles;
abre puertas a Dios y en sus dinteles
esculpe con amor tus oraciones.
Contéstale al pecado que se aleje;
dile al ángel caído que te deje;
desecha lo infeliz, que está en el suelo.
Que no te incite el mal; pon tu albedrío
a servir al Señor; dile me fío
de tu grata promesa, que es el cielo.
de tu grata promesa, que es el cielo.
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