sábado, 13 de junio de 2015

Vía


Tú, Señor, que me has dado el ansia de encontrarte,
que has sembrado en mis ojos el anhelo de verte,
tú que enseñas amores para saber quererte
y que enciendes las luces para poder hallarte.

A ti, que das hermanos para en ellos amarte,
que ofreces tu Palabra para así conocerte,
que después de la espera nos regalas la muerte
para tener la dicha de poder abrazarte.

A ti, Señor, que sabes conquistar corazones,
¿cómo darte las gracias por tantas emociones?,
¿cómo poder decirte lo que siento en mi adentro?

No me duele la andanza por el rudo camino;
puede más mi deseo de un cielo que adivino
y en ello y contemplarte todo mi ser concentro.


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