Cómo puedo decir:
para la huida,
deja que el ansia de
vivir no muera,
vuélvete como verde
enredadera
que escala sin parar
y sin medida.
Abre tu corazón que
es donde anida,
como si fuese siempre
primavera,
la cuna del amor que
es la primera
de las metas soñadas
de la vida.
Vuelve la cara a
Dios, di que perdone
tu abandono de ayer,
que no cuestione
el llorado tamaño de
tu culpa.
Comprobarás la forma
en que te acoge
sin que de su cariño
te despoje;
verás cómo le agrada
tu disculpa.
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