Qué me pasaba ayer cuando dormía,
cuando el cielo crucé como una nube
tras la ruta dorada de un querube
que al mirarme noté que sonreía;
Qué visión tan feliz en lejanía
y porqué intencionado me contuve
para no despertar, y me entretuve
por dilatar allí la estancia mía.
Hube de regresar y fue mi llanto
lo que me devolvió donde el quebranto
hace que no me olvide de mi sueño.
He quedado prendado del paisaje
y deseo volver a aquel paraje
aunque haya de morir en el empeño.
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