viernes, 14 de abril de 2017

Christus


¡Ay, mi Señor!, transido, lacerado,
soportando el dolor de cada herida,
esperando paciente la partida,
cansado de sufrir, abandonado.

¡Ay, mi Señor!, contuso, desangrado,
y que desde la cruz, de despedida,
nos prometes volver de la otra vida,
diciendo así que no nos has dejado.

Al ver tu faz doliente, agonizante,
este pueblo te ruega suplicante
que vuelvan el amor y la concordia.

Nosotros, del pecado arrepentidos,
desde aquí, por las penas afligidos,
te pedimos, Señor, misericordia.


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