Pensad cuánto costó tanta esperanza;
qué tuvo que pagar un inocente;
cómo fue perseguido por la gente;
qué penosa y difícil fue su andanza.
Con qué humildad sufrió tanta asechanza
teniendo a nuestras almas en su mente.
¿Podrá el hombre, Señor, ser consecuente
y ver con gratitud lo que se alcanza?
Todo gracias a ti; al fin la gloria.
Se debe a tu calvario la victoria
de poder conseguir la salvación.
Por eso en estos días señalados,
queremos darte gracias y, turbados,
rogar por que nos des tu bendición.
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