Un aleluya tierno, muy profundo;
conseguir lo rezado, lo imposible;
un Cristo que consigue lo increíble;
un milagro que va a cruzar el mundo.
Una verdad que con amor difundo
y sume el pensamiento en lo apacible;
la promesa de Dios era infalible;
llegó por fin la paz, prado fecundo.
Un sepulcro vacío; tanta andanza,
de gente que confía en la esperanza
de ser por un Mesías rescatado.
Un pueblo que expectante mira al cielo
y consigue la meta de su anhelo:
ver por fin al Señor resucitado.
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