miércoles, 17 de julio de 2013

Prístino


Primero tú, mi Dios, antes que el día,
que la tierra, que el mar, que los colores;
antes que la belleza de las flores;
antes que el cielo azul en lejanía.

Primeramente tú que la armonía
de la brisa que vuela entre rumores;
que el sol que nace en leves resplandores;
que el pájaro que canta su alegría.

Antes que todo, tú, después la luna,
los ángeles, las cumbres, el rocío,
la estrella que se mira en la laguna,

el frío y el calor, la nube, el río,
y el más humilde, yo, con la fortuna
de poder entregarte el amor mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario