sábado, 28 de septiembre de 2013

Descanso




¿Cómo hay tanta luz, si ya es la tarde?
¿Cómo se ve tan claro en el ocaso?
¿Cómo me alcanza el fuego y no me abraso
cuando dentro de mí ya todo arde?

¿Cómo he dejado al fin de ser cobarde
y me ilusiona andar por si traspaso
ese albor que me muestra el cielo raso,
donde quiero que mi alma se resguarde?

Cuánto tiempo de espera para un día
encontrar el instante que daría
ese ansiado perdón a mi pecado.

Cuánto rogar a Dios que me escuchara,
y rompiera el cristal que nos separa,
y librase mis manos del arado.

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