viernes, 6 de septiembre de 2013

Respuesta



¿Qué decir del azul de tanto cielo;
del mar, al horizonte tan ceñido;
del campo, que de verde está teñido;
del eco musical del arroyuelo?

¿Qué sentir cuando el aire con su vuelo,
en un largo camino recorrido,
acaricia los dorsos, complacido,
igual de la solana que del hielo?

¿Quién mueve las estrellas, quién concibe
cuándo vas a nacer y quién escribe
los reglones, sin fin, de lo ignorado?

Tiene que ser un Dios que todo puede;
una fuerza de amor que todo mueve,
el que este don glorioso nos ha dado.

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