sábado, 11 de octubre de 2014

El tesoro escondido y la palabra


De tu mano deseo al fin alzarme,
pero si el mundo aún me necesita
y demoras un tiempo nuestra cita,
por servirte, tendré que conformarme.

Ya sabes cómo lucho por marcharme,
cómo por perseguirte mi alma grita,
pero he de hablar de ti y eso me quita
peregrinar al cielo y sosegarme.

Mientras, daré mi voz a tu Palabra
con el tesón de quien su dicha labra
al presentir cercana su quimera.

Sueño con un sincero y fuerte abrazo,
que anudará por siempre nuestro lazo,
cuando se cumpla el plazo de mi espera.

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