lunes, 11 de abril de 2011

Amargos días

Cómo dejar al fin mi abatimiento;
decir Señor, Señor, en mi amargura;
creer, rezar, amar y dar ternura
para paliar del mundo el desaliento.

Al pensar en Jesús, cavilo y siento
que está pasando ya su noche oscura;
sé que vendrá de nuevo su ventura,
pero será tras pena y sufrimiento.

Son días de llorar y de tristeza;
sin embargo, me anima la certeza
de que no dejaré de estar al lado,

de quien quiso venir desde su altura
y asumió su pasión cruel y dura,
para ser por amor crucificado.

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