Estamos en agosto, ya han llegado
el descanso, el solaz, los bañadores,
un sol que te regala sus fulgores,
la cerveza, las gambas o el helado.
El mes de un calendario programado
donde cesan de pronto las labores;
en vez de madrugar y sinsabores,
algún crucero bien organizado.
¿Se me ocurre indagar en los que ahora,
cada rato que pasa, cada hora,
agravan mucho más su decadencia?
¿Dedico, por lo menos, un momento
en intentar paliar su sufrimiento
para dejar tranquila mi conciencia?
miércoles, 3 de agosto de 2011
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Este verano nos escapamos a estocolmo y te leemos, aun mojados por esta lluvia que no permite helados. Pero, qué hermoso esto!
ResponderEliminarDesde tan lejos...
ResponderEliminarLa lluvia, por lo menos, os dará la oportunidad de mirar al cielo.
JOAQUÍN