sábado, 10 de marzo de 2012

Análisis

Tú conoces, Señor, los interiores
del hombre que camina por la vida;
si alguno te produce alguna herida,
pueden más que condenas tus amores.

Lástima que se extiendan los dolores,
que la conciencia tanto se divida
y se dé la ventura por perdida,
que se vuelvan malicias los candores.

Pero todo, Señor, si cavilamos,
si pensando en tu ofrenda nos amamos,
tú nos darás la gracia y el consuelo.

Y es que tendremos mucho que rezar
y alguna penitencia que aceptar,
al ver que con tu cruz nos das el cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario