lunes, 26 de marzo de 2012

Ruego

Jesús te pide, Padre, con fervor,
si quisieras salvarlo de la muerte;
luego en su angustia quiere obedecerte
y acepta el sacrificio con amor.

Soporta las congojas y el dolor
y a la consumación va reverente.
De nuestra salvación será consciente
y lo hará por sentirse redentor.

¡Ay, Jesús, fue tan triste tu condena!
Queremos que tú sepas que la pena
hace que aún lloremos tus pesares.

Nada importan los años; todavía
nuestras lágrimas borran la alegría
de que en la cruz a todos nos salvares.

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