sábado, 24 de agosto de 2013

Saludo



Buenos días, Señor, esta mañana
mi corazón sonríe de contento;
deseo, pues, contarte lo que siento
al ver entrar tu luz por mi ventana.

Mira cómo mi alma se engalana,
cuando cesan mi llanto y mi lamento,
al respirar lo hondo de tu aliento,
y notar tu presencia tan cercana.

No comprendo por qué quieres quedarte
en un cuerpo que siente al hospedarte
una felicidad que no merece.

He de mantener siempre esta alegría
que hace vibrar por ti la vida mía
y que tanto mi alma te agradece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario