viernes, 31 de enero de 2014

Por mí



Vas andando sin pausa tu camino
y sabes ciertamente qué te espera;
es tu vida como una enredadera
que te ciñe y te marca tu destino.

Tu libertad de humano y de divino
sin cuestionarlo, sin dudar siquiera,
acepta paso a paso tu quimera
y ante tal sacrificio yo me inclino.

Y me haces pensar que has asumido,
para que el hombre sea redimido,
el acabar, Señor, crucificado.

Y me ofreces tu amor para decirme
que solamente por arrepentirme,
tú perdonas del todo mi pecado.

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