Luces resplandecientes se apagaron;
abrazos y caricias se perdieron;
horas lentas y tristes sucedieron
a felices instantes que pasaron.
Los alegres rumores se callaron;
las dichas del amor palidecieron
y aquellos besos que en mis labios fueron,
qué profundas heridas me dejaron.
Todo se fue a la historia; tantas cosas
se quedaron dormidas entre rosas
que entregaron sus pétalos al viento...
Cuánta mirada tierna, cuánta risa
pasaron por mi vida tan deprisa;
cuánto llanto quedó, cuánto lamento.
De “Mensajes en la noche”
sábado, 26 de diciembre de 2009
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